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El conductismo metódico de Internet conduce y absorbe a los usuarios a las redes sociales. Con pequeños chutes de dopamina se activan diferentes neurotransmisores dentro de su sistema, tan simple como el sonido de las notificaciones. Sus algoritmos modifican la conducta de los usuarios a través de símbolos y patrones adictivos de placer y recompensa. El egocentrismo ha sido lanzado al mercado digital, al alcance de todos (o al menos eso nos han hecho creer). La conducta, en mayor o menor medida, está siendo normada por la popularidad. Desafortunadamente un estilo de vida propugnado con fuerza por estos días.
Asiduos a las redes sociales se lanzan a una competición global única: el dominio de la atención. Un comportamiento condicionado por la rentabilidad de views, likes, followers, en fin, la notoriedad. Un imperio de alquiler que cuenta con estatus validados que lo favorecen: el buitreo, el troleo[1], la fabricación de contenido (falso, agresivo), la manipulación de la información, el alarde de poder, las falsas comunidades. Las grandes casas tecnológicas (FB, Google) dependen de estos estatutos, otros gigantes (Microsoft, Amazon y Apple) apenas recurren de manera ocasional. Se distingues en dependencia de la inflación de personal cinematográfico actoral, como si de Bollywood [2]se tratase. Cuentan con número notable de extras, entes fantasmagóricos, favorecidos dentro de las comunidades de Reddit y 4chan.
Somos víctimas de un vandalismo social invisible. La influencia sobre la psicología y el comportamiento humanos, se fabrica de manera artificial en dichas comunidades. Coleccionan “entes fantasmagóricos”: bots,[3] Inteligencia Artificial, falsos amigos, falsos seguidores, falsas publicaciones y perfiles automatizados.
En el territorio de las redes sociales cualquier pequeño comentario de “los entes” puja. Se convierte en una carrera por la total anulación y destrucción personal o, todo lo contrario, hace que el mundo sea simpatiquísimamente falso. Según un artículo de The New York Times, a principios del año 2018 el precio de cuentas o personas falsas en Twitter ascendía a 225 dólares por los primeros 25 mil followers falsos[4]. Los bots pueden generar una tormenta de publicaciones basura (shitpots) para lograr lo que ya no podría conseguirse mediante anuncios. Las cuentas falsas son retuiteadas por una legión de bots. Son un ataque cultural potenciado por hackers que propician un bombardeo de sitios web con tal tráfico de datos que resulta imposible que ninguna persona real pueda acceder a él.
¿Eres un NPC?: Non Playable Character.
Una nueva crisis de gobernabilidad ha emergido, efecto paralelo de lo que hoy se conoce como “guerra en las redes sociales” (“social media warfare, en inglés”). La cadena de 4chan “¿Eres un NPC?”, iniciada por un usuario anónimo en un tablero de videojuegos (julio, 2016), desencadenó la campaña de trolling en la red social Twitter. Como parte de una maniobra falsa, con consignas y call to action, en relación a las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, las cuentas NPC (pro-Trump y contr-Trump / liberales y derechistas / demócratas y republicanos) se propagaron intencionalmente con más de 1500 bots en la plataforma.
El término NPC (Non Playable Character, Personaje No Jugable, en español) originalmente proviene de la comunidad de gamers. Se refiere a un rol dentro de los videojuegos controlado por Inteligencia Artificial o códigos. En Twitter se ajustó a personas que seguían de forma autónoma los pensamientos y tendencias sociales de grupo. Durante el año 2018 prevaleció como el meme insigne de la campaña ideológica en el reino digital. Se trataba de una guerra que había sido abrazada por hordas de trolls vestidos -con pieles grises[5]- de adversarios políticos. Un dato significativo que favoreció su creciente acogida fue la estrategia de Alex Jones[6], vocero de teorías conspiracionistas de la ultraderecha estadounidense, quien ofreció 10 mil dólares al que realizará el meme más original.
Después de la campaña #Black lives Matter (2013) [7], NPC ha sido la batalla campal en el ámbito digital, más destructiva y humanamente lacerante. El meme evidenció la polarización política y la deshumanización de las redes sociales. Su implosión expresó otra tendencia social: “cortar y pegar” criterios abiertamente.
A tono con este hecho, y teniendo en cuenta la reciente apertura social a Internet en nuestro país, durante la 13ra Bienal de La Habana se llevó a cabo la exposición colectiva NPC: Non Playable Character en Fanguito eStudio (espacio del artista Rodolfo Peraza). La lista de artistas participantes estuvo encabezada por Vuk Cosic (Eslovenia, padre fundador del movimiento net.art), Yucef Merhi (Venezuela, pionero del net.art), Hamilton Mestizo (Colombia, artista new media enfocado en las intersecciones entre la biología y la tecnología), Christian Oyarzún (Chile, net.art, vinculado a la cultura Cyberpunk), Nina Coulson (Reino Unido, net.art), El Diletante Digital (Cuba, sitio web dedicado a las cultura de internet), Filio Gálvez (Cuba, net.art), Rewell Altunaga (Cuba, pionero Game Art en Cuba), Naivy Pérez (Cuba, net.art), el dúo Serones (Cuba, net.art, game-art), Rodolfo Peraza (Cuba, pionero new media, game-art, net.art,).
Las obras que formaron parte de NPC… exploraban cómo la cultura de los videojuegos e Internet han modificado radicalmente la política, la información y el arte en la actualidad, especialmente en su producción, distribución y recepción. Hacían referencia a las comunidades digitales emergentes e Internet como sitio de vigilancia, las batallas ideológicas y políticas de resistencia, la circulación y el control de noticias falsas e información perdida.
NPC… no pretendió colocarse bajo el amplio paraguas de “new media show”, tuvo un propósito franco. Dejó clara la consigna fundacional del movimiento net.art: “El Arte era el sustituto de Internet”, [8]en internet anything goes, sus plataformas (redes sociales) son un reflejo de la naturaleza humana. Una exposición meritoria si se tienen en cuenta los niveles de alienación culturales, con respecto a las dinámicas de funcionamiento dentro del espacio público de Internet, en Cuba.
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